“LA TAREA DE ENSEÑAR EN UN ACTO DE AMOR”

Andrea Tobarez es una maestra rural de Villa Cañada del Sauce. Desde hace 10 años trabaja como personal único en la escuela de esa localidad.

“Tengo 70 km hasta la escuela, me quedo ahí. No viajo todos los días. Es super tranquilo, yo voy a descansar allá. Es otra vida, es otra cosa. Los nenes son tranquilos, tienen otros juegos, juegan con animales y los padres me retan a veces porque vuelven sucios a la casa”, cuenta la seño Andrea.

 

En su rol de directora y maestra tiene 7 niños en total, 2 en el nivel inicial y el resto entre primer grado, segundo y cuarto. “Estamos todos en la misma aula. Somos como una gran familia. Tenemos una cocinera del PAICOR, comemos todos juntos. Realmente es una gran familia”, expresó. “Ellos esperan la escuela porque es lo único que tienen, es el centro de reunión, es cuando se juntan con sus pares. La mayoría son solitos entonces no ven la hora de ir a clase para vernos. Las vacaciones de invierno se nos hacen largas, nos extrañamos”, agregó Tobarez.

 

También contó que se está modernizando todo, ahora el establecimiento cuenta con señal y hay comunicación. Al respecto manifestó que la soledad del maestro de campo se siente y que la familia desempeña un apoyo muy importante en esta vocación: “Si no fuera por la familia que nos contiene ninguna seño que trabaje en una escuela rural podría hacerlo”.

 

Cuando comenzó con este camino, Andrea llevaba a sus dos hijas con ella. Con el paso del tiempo y ahora que son más grandes cuando tienen un tiempo también les gusta poder acompañarla. 

 

“Es una profesión que ha atravesado mi vida. Nunca pensé que esta profesión me iba a dar tanto, te dan mucho amor los niños”, expresó emocionada. “La tarea de enseñar es un acto de amor y uno lo hace con mucho amor, tengas un niño o tengas diez lo haces con pasión”, concluyó Tobarez.